Dos tercios del gasto en I+D se sostienen por los fondos europeos que terminan en 2026
La financiación procedente de los Next Generation para investigación y desarrollo ha superado a los recursos propios, que todavía se encuentran por debajo del nivel anterior a la crisis financiera

Los fondos Next Generation han permitido dar un fuerte impulso al gasto público que no hubiera sido posible solo con los fondos nacionales y en algunos casos incluso son ya la principal fuente de recursos. Sin embargo, se trata de una financiación temporal y existe el riesgo de que las partidas donde han alcanzado más protagonismo sufran un bajón a partir de 2027, cuando haya finalizado el periodo oficial de recepción y ejecución del mecanismo europeo.
Un análisis de la Fundación Cotec publicado este lunes detecta que esta es la situación del gasto público destinado a Investigación, Desarrollo, Innovación y Digitalización (I+D+I+d). A través de los datos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) se observa que la evolución del presupuesto en esta política y de su ejecución es positiva en los últimos años, pero la organización advierte de las complicaciones que se producirán en dos años para mantener o aumentar el nivel de dotación una vez finalizados los fondos Next Generation y con el contexto actual de prioridades de gasto.
El informe señala que en 2024 el Sector Público Estatal (AGE y organismos autónomos) presupuestó 19.933 millones de euros a la política de gasto 46, la dedicada a la I+D+I+d, lo que supone un descenso de 547 millones respecto a 2023. Se lograron ejecutar 13.606 millones de lo presupuestado, una cifra provisional que se irá consolidando en los próximos años y que supone el máximo de la serie histórica. Este récord ha sido posible por los fondos Next Generation, que han permitido que la inversión de recursos propios nacionales crezca a un nivel muy inferior desde 2021.
Por segundo año consecutivo, la mayor parte de los recursos disponibles para la política 46 tuvieron origen europeo, representando el 63,8% del presupuesto total frente al 36,2% del de origen estatal. Este cambio estructural se ha consolidado progresivamente desde 2021, cuando la ratio era del 38,7% procedente de los fondos Next Generation frente al 61,3% nacional. En comparación con 2021, la financiación estatal ha perdido más de 25 puntos porcentuales en su participación sobre el total.
Los fondos disponibles de origen nacional también han aumentado, pero lo han hecho en menor medida, ya que de un crecimiento de 7.184 millones de euros del presupuesto entre 2021 y 2024, 6.291 se deben a los recursos de origen europeo y solo 893 a los recursos nacionales, en línea con los 640 millones de incremento del presupuesto en los cuatro años anteriores (entre 2017 y 2020). Si ambos tipos de gasto presupuestado se referencian al PIB, el nacional incluso se ha reducido en algunas décimas. Todo ello lleva a que la mayor parte de lo ejecutado en I+D+I+d en 2024 (el 57,4%) sea dinero europeo.
Dada la nueva composición del gasto, es posible que se haya producido un efecto sustitución por el que parte de las inversiones públicas que se iban a realizar con recursos propios en investigación y desarrollo se hayan hecho con los fondos extraordinarios. Esto provoca un crecimiento agregado menor del gasto y, por tanto, un impacto de los fondos más reducido respecto a un escenario en el que solo se hubieran usado para gasto adicional.
Se trata de un efecto que el Banco de España ya ha detectado también en el uso privado de los fondos. Según su encuesta de actividad empresarial, el 45% de las empresas que han realizado o realizarán inversiones con el dinero de los Next Generation no las habrían llevado a cabo sin estos. Es decir, se trata de inversiones totalmente aditivas, pero el 31% habrían realizado una parte (se ha producido un desplazamiento parcial) y el 24% las habrían ejecutado de todas formas (desplazamiento completo).
Aunque el supervisor bancario considera que es un grado elevado de inversiones nuevas, detecta diferencias por sectores: el 39% de las empresas que usaron los fondos para inversiones verdes las habrían realizado igualmente sin este apoyo y en el caso de la I+D+i baja hasta el 18,8%
Otra posibilidad es que, en ausencia de los fondos Next Generation, el gasto en investigación y desarrollo hubiera seguido creciendo de manera muy discreta y que se vuelva a desplomar a partir de 2027. “Ha sido necesario esperar 13 años (y disponer de fondos europeos) para que España consiga superar los anteriores niveles máximos de recursos presupuestados y ejecutados, alcanzados en 2009”, señala el informe de Cotec.
España aún gasta menos que la UE
Teniendo en cuenta el carácter temporal del mecanismo Next Generation, financiado con una emisión de deuda conjunta extraordinaria, la fundación pide “reemplazarlos por otro eventual futuro mecanismo europeo o por otros fondos de origen nacional”. Incide en la necesidad de dar cumplimiento tanto al compromiso de la Ley de la Ciencia de seguir incrementando la financiación pública de la I+D+I en el medio plazo, como a los objetivos de la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación de converger con Europa en I+D+I.
El escenario se anticipa mixto para un crecimiento del gasto nacional en esta partida. El esfuerzo adicional principal en el corto plazo es elevar el gasto en defensa, lo que puede ser un revulsivo para la inversión en I+D dado que el plan diseñado por el Ejecutivo da mucho peso a componentes como la ciberseguridad y el desarrollo de capacidades en las fronteras españolas y europeas en detrimento de una compra de armas a países extracomunitarios.
No obstante, el desembolso en envejecimiento (pensiones y sanidad) acapara una creciente parte del presupuesto y la frecuencia de los shocks económicos, cada vez más habituales, hacen que el Gobierno se guarde un margen presupuestario para poder hacer frente con paquetes de ayudas.
Según los últimos datos comparables a nivel europeo, el conjunto de gasto que hacen los agentes económicos de España en investigación y desarrollo (incluye tanto al sector privado como al público), solo asciende al 1,49% del PIB de 2023, todavía lejos de la media de la UE (2,22%) a pesar del salto de los últimos años gracias a los fondos Next Generation. En 2019, antes de la pandemia, el gasto suponía el 1,24% del PIB frente a un 2,21% de la media de la UE, por lo que la brecha se ha recortado, pero todavía persiste.
Los fondos Next Generation han permitido dar un fuerte impulso al gasto público que no hubiera sido posible solo con los fondos nacionales y en algunos casos incluso son ya la principal fuente de recursos. Sin embargo, se trata de una financiación temporal y existe el riesgo de que las partidas donde han alcanzado más protagonismo sufran un bajón a partir de 2027, cuando haya finalizado el periodo oficial de recepción y ejecución del mecanismo europeo.